6/2/10

Se llamaba Leo

Se llamaba Leo y llevaba un jersey a rayas, como el de Epi y Blas. Era un jersey de lana con nudos en forma de ocho rojo y azul. Aunque puede que el azul fuese morado, pero tú no lo recuerdas. Recuerdas que llevaba gafas, pero tu memoria no te alcanza a recordar si le hacían los ojos grandes o pequeños, si te veía bien de lejos o de cerca, quizás eso tampoco importe. Eran de pasta gorda, como las tuyas. Y su pelo, era corto; corto y rizado. Leo tenía la voz rasgada, a lo mejor es que fumaba demasiado, tampoco sabías mucho de esas cosas, tu padre estaba dejando de fumar y nunca lo hacía delante de ti. Leo contaba cuentos y te enseñaba a sumar y restar. El año anterior habías aprendido a leer y a escribir, y Leo no se quejaba de tu caligrafía, aun. Ante tus ojos Leo era una persona peculiar, desprendía soledad y un montón de cuchicheos de tus padres y otros padres, sobre enfermedad y soledad, cosas de oír, ver y callar que todo el mundo relataba a tu alrededor. Pero Leo contaba bien los cuentos, que era lo que importaba.

Leo nunca te pareció un nombre de chica, ni de persona, ni del perro que no tenías. Leo como tu león de peluche. Sí, ese tipo de Leo. Leo que se parecía a tu libro de Teo. Leo como de leer, pero no un Leo de llamar a alguien así. No tenía mucho sentido, pero era original.

Ahora Leo ya no es Leo. Vivía en tu calle, unos portales más abajo en el camino de ida y vuelta al colegio. Un día dejó de venir a clase, y la gente ya no hablaba de Leo. Tú cambiaste de colegio, de curso, de gafas, incluso más tarde cambiaste tú misma. No sabías nada Leo y sin embargo, es de las pocas profesoras de las muchas que tuviste, que consigues recordar.

The Verve – Sonnet

9 comentarios:

Hollie A. Deschanel dijo...

Me gusta Leo :)

Mrs Hyde dijo...

Bonito relato, y bonito nombre el de Leo :)

Marta Santorini dijo...

Hay personas que se quedan para siempre o que se van. Depende de tí que lugar dejarles en tu mente.

Santi dijo...

Aaays, por el texto... y el recuerdo... :_)igual estaba enferma... padecía soledad... hambre.. y sobretodo de las lenguas de las gentes, pero contaba muy bien los cuentos. Igual era su forma de hacer escapismo.

Nu sé; hay gente que hace su trabajo y de repente alguien le da las gracias, o le recuerda y los demás se dan cuenta que...

En fin...

Se llamaba Leo.

Suena a que nadie la llamó, demasiado; igual tampoco quería, o o se había convencido de ello, con cuentos.

Hummmm,

besos de me voy pensando, mas no te lo tendré en cuenta jaja ;) japi wikend.. sí, aún queda mucho snif snif

Clementine dijo...

Me gusta Leo, y tu manera de hilar palabras relatando recuerdos. Siempre me sorprenden tus palabras y dibujos.
:)
Un beso

Agr dijo...

Aunque ahora pueda parecer difícil creerlo, algunos profesores desprendían magía simplemente en su forma de hacer las cosas.
Ahora mismo me acuerdo de Maite, creo que fue la primera persona a la que vi tocar un instrumento justo delante de mi nariz, jugaba con marionetas y nos hacía creer que las hojas mas secas del campo eran, en realidad, orejas de duendes.. y claro, a nosotros siempre nos encantó tragarnos esas cosas..
Un besazo!

Pilar dijo...

Lindos recuerdos. Has hecho que mi Leo vuelva por unos minutos.

Besos!

Dara dijo...

Leo es de esa clase de personas a las que invitaría a pasear por el parque en uno de esos silencios que hablan en bajito.

pd: Leo a mí me parece un nombre de chica encantador. Es más, también tengo una Leo escondida por ahí.

un mimo
antes de dormir

Talk Tonight dijo...

Qué bonito y natural el post, me encantó la narración.
Del dibujo ya ni hablamos, madre mía qué bonito!