5/9/08

Todo es muy caótico


Cuando abrimos una puerta, es porque ésta antes estaba cerrada. En lugar de preguntarnos porqué la abrimos de nuevo, igual cuesta menos preguntarse, ¿por qué en su día la cerramos?
Normalmente si pensamos cosas así los recuerdos nos aturullan. Son como una especie de flashes que golpean fuertemente tus sentidos llevándote al pasado. Son sueños medio reales.
Muchas veces ya has estado allí. Y otras la visión del futuro no se corresponde con tu odioso presente, las cosas cambian, o bien es que la puerta no estaba del todo cerrada.

Ayer tuve un sueño dónde se abría una puerta. Era bastante extraño, porque transcurrió desde las 9 de la mañana hasta las 11 que volví a despertar. Fue uno de esos sueños que se te hacen largos y eternos. Dónde al despertar tienes la sensación de que han pasado tres noches en menos de cinco minutos…..Y sigues contando.

Puedo decir que me levanté con la sonrisa tonta y a la vez estúpida de quien se abraza a la almohada nada más despertarse. Son cosas mías, supongo, porque el resto no se da cuenta. Y prefiero que siga así. Estoy tranquila porque me despierto y nadie me ve actuar de esa forma tan tonta.

Entonces, a lo que iba…”En mi sueño se abría una puerta. Si, pero la verdad es que antes no estaba cerrada” Ahí es cuando ya me pierdo del todo y no sé muy bien como situar las cosas. Debe ser porque en los sueños las cosas no se viven con claridad. Dicen que éstos se componen de imágenes, pequeños fotogramas desordenados, que nosotros creemos que transcurren como una historia, pero que en verdad no es así. Ahora puedo entender perfectamente porqué hay veces que no avanzo cuando corro; perdí ese fotograma hace algún tiempo. Seguramente se lo presté a alguien que vivía en sueños o soñaba que vivía para luego volver a despertar. Está claro que no se despertó

De todas formas aunque la puerta al final ni siquiera supiese cómo estaba, lo cierto es que había luz en la habitación y me subía a la ventana fuertemente agarrada de la mano. Simplemente recuerdo saltar y mirar a un lado. Caí al suelo, y aparecí en mis sábanas algo desorientada. Tuve frío porque estaba destapada, y la cama aún estaba sin abrir. Recuerdo que anoche me quedé dormida cuando volví de beber agua. Cuando me tendí en la cama y me puse a releer el Salón de Ámbar después de apagar el ordenador.
Si, lo recuerdo bien. Entré en mi cuarto, y no cerré la puerta.

1 comentario:

La Clicka dijo...

a lo mejor no las cierras, las dejas entreabiertas.Yo sólo cierro las que no quiero que se vuelvan a abrir nunca... Hay que ir con ojo con las puertas


:)