24/2/11

# de recuerdos


Será lo más personal o lo más vergonzoso. Según se mire, según se entienda. Según lo entiendo, y tal y como lo he sentido me resulta bochornoso confesar esto que he vivido.
Pocas veces hacemos escrutinio mental de las imágenes del pasado, bueno, miento, lo hacemos constantemente, el problema es que los recuerdos siempre vienen con el lastre de la imaginación. Siempre recordamos las cosas tal y como nos gusta recordarlas, por eso un recuerdo nunca es vivo. Es como una película a la que le sumamos efectos especiales para que el recuerdo doloroso se convierta en ácido, y el dulce en empalagoso. Somos así, adulteramos el pasado para mantenernos firmes en el presente.
Por eso, y por algunas razones más que hoy no me veo en pro de confesar, el otro día me asusté. Me asusté al ver recuerdos de mi infancia. Recuerdos concretos y minuiciosos que pasaban por mi retina. Me temblaban las pupilas, me temblaban los escondites recóndidos de mi memoria, de mi aletargada memoria. Y permanecí impasible, sin saber si moverme, balbucear o agitar mi cabeza. Las imágenes corrían una a una agolpándose. Lo sorprendente para mí no es la alucinación en sí, sino descubrir de repente 50min de recuerdos que, juro solemnemente, no recordaba. Detalles, sensaciones, cosas muy concretas que en 3000 segundos de espacio tiempo me llenaron de felicidad. Una felicidad no gratuita y estimulada por alucinógenos, pero al fin y al cabo, felicidad en estado puro.
Ahora puedo decir aquello con la boca grande de "yo una vez lloré de felicidad". Lloré por mis recuerdos, por cosas que no me había percatado, por la infancia vivida, por mis imágenes del pasado.
Y ahora no sé si sentirme agradecida por ese pequeño éxtasis de infancia revivida, o lamentar el hecho de caer en la tentación de ver, como si del futuro se tratase, un visual de reminiscencia pasada en el presente. Supongo que siendo conscientes de lo que fuimos, ayuda bastante a enfrentarnos con lo que somos, hoy, ahora, en este preciso momento.


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11 comentarios:

Clementine dijo...

Un aplauso por cada una de tus palabras.

Nuria Barea dijo...

Al fin y al cabo, también somos lo que vivimos. Enhorabuena :)

Agr dijo...

Ya me picaba leerle algo señorita, y puedo sentirme de cualquier manera menos defraudada.

ailea dijo...

A mí, a veces, los recuerdos pequeños, como el olor de mi xampú de verano, el gusto de mi boca de pequeña al despertar, me vienen de repente a mi mente, zas, en un momento. Y luego se van. Zas. Pero en ese momento, breve, me revivo y me recuerdo.

Es dificil recordar cuando fuimos bajitos, y no teníamos tantas palabras en la cabeza ni tantos miedos y más alegría.

me ha gustado mucho leerte.

Anónimo dijo...

yo sabía que en el fondo eres un peluche tierno, blandito y llorón :)aunque te hagas la superheroína
mary jane watson

xenia dijo...

creo que la palabra para definir el texto podría ser ternura...
aunque por mi parte también pena, pena en pensar esas veces en que he intentado tener esos recuerdos y he sido incapaz... no se el porque pero no recuerdo mi infancia... y hay algo en mi que por algún motivo prefiere que sea así...

Talk Tonight dijo...

Creo que la frase que finaliza el texto, resume mi impresión al leerlo:
"Siendo conscientes de lo que fuimos, ayuda bastante a enfrentarnos con lo que somos, hoy, ahora, en este preciso momento"

Un besote

Enrojecerse dijo...

A mi lo que me sorprende es que sea como sea el recuerdo, siempre lo recordaremos mejor de lo que fue en realidad.

Unknown dijo...

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Piantada dijo...

No se trata de ser lloron como dice el Anonimo, mas bien se trata de estar atenta, alerta, ante situaciones quizas no las vuelvas a recordar de igual manera.


Y asustarse?... darle al tiempo lo que es del tiempo... lo inconmensurable.


Besitos

Raymunde dijo...

Qué suerte al poder desenterrar ese tesoro del que te habías olvidado. Yo también creo que somos más nosotros mismos sabiendo quiénes fuimos.